EN AQUEL RINCON DONDE SOLIA LLORAR, LO LLAMARON CUERVO
Dulces desgarros entre espantos, mentiras y desangramientos;
Dentro todo de un mismo montón de huesos, que ahora sólo era;
Quedaba su vida con el tiempo parado para resolver nada durante cuanto más quisiera mejor.
Todo aquello cuanto se le ocurría era anulado -¿Para qué?- a sus adentros se decía;
Pero en algun rincón de sus carnes roídas por los gusanos, quedaba en memoria un recuerdo:
La melancolía. No sabía por qué ni a qué, ni para quién pero, era lo que le antenía vivo;
Lo que le hacá pulular entre los vivos, jugar con sus temores y aburrirse tantísimo.
Tanto quiso olvidar en vida, que se le olvido el olvidar. Con ello todo aquello cuanto había vivido;
Y ahí quedó, ni vivo ni muerto, rompiendo el tiempo roto y cosiendo el aire;
Porque nada mas era: Un saco de melancolía indefinida sin rumbo, sin camino;
Que alimentábase de ajenas almas, matándolas con sus negras plumas;
Escondidas bajo ese montón de huesos húmedos de tanto llorar, sin saber por qué.
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